El 3 de noviembre de 1906, el neuropatólogo Alois Alzheimer dio una conferencia acerca de la patología cerebral y los síntomas de un paciente con demencia presenil.
Sus hallazgos sentarían las bases para el estudio formal de uno de los grandes problemas de salud pública en la actualidad.
El Alzheimer es una condición neurodegenerativa crónica caracterizada por un exceso de placas seniles y ovillos neurofibrilares que alteran de manera importante la patología del cerebro.
Es la forma más común de demencia, con una prevalencia de entre el 60 y el 70% de los casos: más de 30 millones de personas afectadas globalmente.
Se estima que entre 6 y 8 de cada 100 personas en el mundo mayores de 65 años sufren de algún tipo de demencia.
El costo estimado global para la atención de las personas con demencia fue de más de 600,000 millones de dólares en el 2010 y más de 800,000 en el 2015.
El síntoma más común al inicio de esta condición es la pérdida de la memoria de corto plazo. Conforme la condición avanza, los pacientes pueden presentar problemas de lenguaje, desorientación, cambios de humor e incapacidad para cuidarse por sí mismos.
Las principales causas de muerte en los enfermos de Alzheimer son la neumonía y la deshidratación, y la esperanza media de vida después del diagnóstico es de 6 años, con un muy pequeño porcentaje llegando a sobrevivir más de 10 años.
Los datos actuales nos permiten estimar que, dado el incremento en la población mundial mayor de 60 años, para el año 2050 habrá alrededor de 100 millones de pacientes de Alzheimer.
Esto ha motivado a la Organización Mundial de la Salud a desarrollar programas que impulsen la investigación y el desarrollo en este tema.
En 2015 solo 19 países contaban con programas contra la demencia, entre ellos México con el Plan de acción Alzheimer y otras demencias.
Entre las acciones para promover la salud de los enfermos de Alzheimer, están las siguientes:
-Promover una sociedad amigable hacia la demencia a nivel mundial;
-Hacer que la demencia sea una prioridad de salud pública y de atención social en todo el mundo;
-Mejorar las actitudes públicas y de los profesionales hacia la demencia y su comprensión de la misma;
-Invertir en sistemas sociales y de salud para mejorar la atención de las personas con demencia y sus cuidadores;
-Aumentar la prioridad que se da a la demencia en la agenda de investigación de salud pública.
El sistema de salud en México está llevando a cabo esfuerzos importantes para atender las necesidades de los pacientes de demencia y buscar soluciones integrales a lo que ya es considerado como una prioridad de salud pública.
La campaña Recuérdame del mes del Alzheimer es un invaluable apoyo en la consecución de esas metas.