La primera dosis de una vacuna es la puerta de entrada hacia una vida saludable y más próspera, pero a pesar de los importantes avances logrados en las últimas dos décadas en el aumento del acceso a la inmunización, 10,6 millones de niños en países de bajos ingresos todavía no reciben ni una sola dosis de la vacuna más básica.
Estos niños de “dosis cero” son el reflejo de poblaciones que enfrentan desventajas económicas, sociales y culturales de manera sistemática, y que les impiden acceder a servicios de inmunización y de salud. En un esfuerzo por comprender mejor cómo hacer que estos niños estén completamente inmunizados, Gavi,The Vaccine Alliance, analizó datos de encuestas de 92 países de bajos y medianos ingresos entre 2010 y 2019.
La principal conclusión es que centrarse en los niños de dosis cero es fundamental porque la primera vacuna puede ser el punto de inflexión para que reciban todas las vacunas de rutina. Si bien no hay un número absoluto de niños no vacunados, este estudio encontró que los 10 países con la mayor proporción de niños no vacunados fueron: Etiopía (en 2005, 28,5%), Comoras (en 2000, 28,2%), Zimbabwe (en 2005, 27,2%), Laos (en 2000, 26,6%), Sudán del Sur (en 2000, 26,3%), Nigeria (en 2003, 22,6%), Níger (en 2006, 19,9%), Madagascar (en 2004, 19,9%), República Centroafricana (en 2000, 17,9%) y Chad (en 2004, 16,7%).
El mismo estudio destaca la necesidad de evaluar el desempeño de los programas de inmunización tomando en cuenta a los niños de dosis cero y no solo a la cobertura, porque en países como Etiopía, la cobertura de DTP3 aumentó entre 2000 y 2005 del 56% al 69%, pero la proporción de niños no vacunados también aumentó del 16,7% al 28,5%.
Otros hallazgos de Gavi destacan que las y los niños que no reciben vacunas, en su mayoría viven en zonas rurales, comunidades desplazadas o afectadas por conflictos, y en hogares por debajo del umbral de la pobreza. Este entorno los hace más susceptibles a las enfermedades infecciosas, les da un mal comienzo en la vida en términos de salud y educación y por consecuencia, los empuja a ellos y a sus familias a la pobreza.
La pandemia por covid-19 exacerbó la preocupación por mantener la cobertura de vacunación, ya que en muchos países se interrumpieron los servicios básicos de salud y la inmunización de rutina. Y a eso sumemos que las tasas de abandono de la inmunización siguen siendo un obstáculo para la vacunación completa. En los países de bajos ingresos, el 14% de los niños que reciben la primera dosis de vacuna DPT no reciben la tercera dosis, y el 19% de los niños que reciben la primera dosis de vacuna contra la polio no reciben la tercera dosis.
Para México, la Organización Panamericana de la Salud reporta que de 2015 a 2019, las tasas de cobertura de vacunación de BCG, sarampión y vacuna neumocócica conjugada, pasaron del 100% al 76%, 71% y 83%, respectivamente. Esto muestra lo oportuna y necesaria que es la campaña de seguimiento a la vacunación contra el sarampión y la rubeóla que Secretaría de Salud y el Centro Nacional para la Salud de la Infancia y la Adolescencia (CENSIA) han lanzado, para alcanzar a niñas y niños de 1 a 4 años y completar los esquemas de vacunación de los niñas y niños de 5 a 9 años.
Recordemos que la inmunización es la clave para ofrecer a las personas la oportunidad de una vida saludable y próspera. Si queremos alcanzar las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y no dejar a nadie atrás, debemos trabajar para cerrar las brechas de desigualdad, priorizar la salud y el acceso a las vacunas que salvan vidas.